Estudiar en verano: técnicas que nos pueden ayudar

Estudiar en verano

Verano, esa época dorada en la que el helado se derrite más rápido que las ganas de abrir un libro. Sin embargo, estudiar en verano no tiene por qué ser un castigo del destino. De hecho, con las técnicas adecuadas, puede convertirse en un plan bastante llevadero (vale, quizás no mejor que la playa, pero casi). Con un poco de estrategia y sentido del humor, aprovechar estas semanas puede marcar la diferencia entre un aprobado raspado y un aplauso en septiembre.

Hay quien cree que estudiar en verano es sinónimo de encierro, sudores fríos y drama. Pero nada más lejos de la realidad si sabemos jugar bien nuestras cartas. Se trata de estudiar de forma inteligente, no a lo loco. Desde planificar sesiones cortas pero constantes hasta utilizar métodos activos que no impliquen bostezos por minuto, las posibilidades son muchas y muy efectivas. Y lo mejor es que, al no estar en plena temporada de clases, puedes adaptar el ritmo a tu energía… y al ventilador.

Además, el verano puede ser el mejor momento para probar nuevas técnicas. Es el momento perfecto para experimentar sin presión con mapas mentales, esquemas creativos o incluso descubrir los beneficios de los apuntes a ordenador. Al tener más tiempo, puedes identificar qué te funciona y qué no, sin el reloj apretándote el cuello. Esto no solo mejora la retención del contenido, sino que también desarrolla tu autonomía como estudiante. Y no, subrayar todo el libro en fosforito no cuenta como técnica.

Estudiar en verano: técnicas que nos pueden ayudar

Aquí van algunas ideas fresquitas (como el gazpacho) para estudiar en verano sin desesperarse en el intento:

  • Estudia en bloques de tiempo cortos: La técnica Pomodoro (25 minutos de estudio + 5 de descanso) es perfecta para mantener la concentración sin agotarse.
  • Hazte fan de los esquemas y mapas mentales: Ayudan a visualizar la información de forma clara y a repasar sin necesidad de releer todo el temario.
  • Cambia de espacio: Estudiar en una biblioteca, en el jardín o incluso en la terraza puede aportar variedad y oxígeno al cerebro.
  • Usa recursos digitales: Apps de repaso, vídeos explicativos o plataformas interactivas hacen que aprender sea menos monótono.
  • Apunta a ordenador: Además de ahorrar tiempo, los beneficios de los apuntes a ordenador incluyen mayor organización, facilidad para editar y búsqueda rápida de información.
  • Recompénsate: Un helado después de estudiar no es trampa, es motivación en estado puro.

Porque sí, estudiar en verano puede ser una aventura… con método, un poco de hielo mental y muchas ganas de hacerlo bien.

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