Terminar de leer un párrafo y darte cuenta de que no te has enterado de nada es algo bastante habitual que nos pasa a todos. Pero también es algo que no te puedes permitir en época de exámenes en la que el tiempo es oro. ¿Se puede hacer una lectura rápida y que resulte efectiva y comprensiva de cara a asentar los conocimientos de una materia?
Se puede y se debe aprender a hacer este tipo de lecturas, sobre todo cuando el tiempo apremia y es mucha la cantidad de información que debes leer de cara a preparar un examen o realizar un trabajo. Hoy te damos algunos consejos prácticos y reflexionamos sobre cómo debe hacerse una lectura rápida, pero útil.
¿Lectura rápida sin perder comprensión?
Ese es el objetivo de este post: darte unos consejos para que la velocidad de lectura no comprometa la comprensión que necesitas para poder afrontar una prueba académica. ¿Cómo realizar ese tipo de lectura rápida comprensiva?
1. Elimina distracciones y organiza el entorno
Si quieres que tus lecturas rindan, comienza por preparar un ambiente tranquilo y libre de interrupciones para poder concentrarte. La lectura rápida requiere una concentración elevada, ya que el cerebro procesa mayor cantidad de información en menos tiempo. Apaga el teléfono, organiza tu espacio y asegúrate de contar con buena iluminación y ventilación.
2. Desarrolla la prelectura
La prelectura es una técnica en la que se realiza un escaneo del texto antes de leerlo en profundidad. Dedica unos minutos a revisar los títulos, subtítulos, imágenes, gráficos y palabras destacadas. Esto te dará una idea clara de la estructura del contenido y de los temas principales. La prelectura prepara tu mente para reconocer la información relevante con mayor rapidez.
3. Utiliza la técnica del puntero
El uso del dedo, de un lápiz o de un puntero visual como una regla, puede aumentar tu velocidad de lectura. Esta técnica te ayuda a mantener un ritmo constante y evita que tu vista se desvíe. Según estudios de eficiencia lectora, seguir un puntero puede aumentar hasta un 25 % la velocidad de lectura al reducir las regresiones o movimientos oculares hacia atrás.
4. Practica la lectura en bloques
El cerebro no necesita procesar palabra por palabra. En cambio, puede interpretar bloques de palabras o frases completas. Para practicar esta técnica, empieza por agrupar dos o tres palabras a la vez y, gradualmente, aumenta el tamaño del bloque. La lectura en bloques incrementa significativamente la velocidad sin sacrificar la comprensión.
5. Mejora tu vocabulario y conocimientos previos
Un lector con un vocabulario amplio y conocimientos previos sobre el tema comprende más rápido y retiene mejor la información. Dedica tiempo a enriquecer tu léxico y familiarizarte con los conceptos básicos relacionados con tus áreas de estudio. Este paso es clave, ya que muchas pausas en la lectura ocurren cuando no entendemos una palabra o idea.
6. Evita la subvocalización
La subvocalización es el hábito de pronunciar mentalmente las palabras mientras lees. Aunque es natural, ralentiza la lectura, ya que el cerebro puede procesar palabras más rápido de lo que podemos pronunciarlas. Para minimizar la subvocalización, concéntrate en el significado de las frases en lugar de los sonidos de las palabras.
7. Toma descansos estratégicos
La lectura rápida es una actividad mentalmente demandante. Realizar pausas regulares cada 25-30 minutos permite al cerebro asimilar la información y mantenerse fresco. En el rendimiento académico, los tiempos de descanso juegan un papel clave.
8. Apóyate en herramientas tecnológicas
Existen aplicaciones y programas diseñados para entrenar la velocidad lectora, como Spritz o ReadSpeeder. Estas herramientas utilizan técnicas avanzadas, como la visualización de palabras en intervalos precisos, para entrenar a los usuarios en la lectura rápida sin perder comprensión.
9. Evalúa tu comprensión
La lectura rápida solo es útil si realmente entiendes el contenido y estás haciendo una lectura rápida pero comprensiva, especialmente cuando hablamos de épocas de exámenes en las que estas lecturas pretenden servir para interiorizar o aclararte rápido conceptos.
Por eso, después de leer, tómate un momento para reflexionar y resumir mentalmente lo que has aprendido. Formular preguntas sobre el texto o tomar notas breves también ayuda a consolidar la información. Si notas que tu comprensión no es la que desearías, baja la velocidad y prueba a incluir otras técnicas, como las mencionadas de tomar notas o resumir lo leído para que te quede más claro.
¿Te ha quedado claro como hacer una lectura rápida y comprensiva?
Realizar una lectura rápida, efectiva y comprensiva no se trata solo de velocidad, sino de encontrar un equilibrio entre rapidez, concentración y retención.
Al implementar técnicas como la prelectura, el uso del puntero, la lectura en bloques y la eliminación de subvocalización, puedes mejorar tus destrezas y conseguir leer más rápido comprendiendo todo lo que lees. Esta habilidad es un recurso invaluable en tu vida académica y profesional para alcanzar tus objetivos, ¡practica!